Dra. Marta Miguel
ALOPATÍA: una medicina del Cuerpo Físico

El Cuerpo Físico es una construcción de sustancias minerales cuyo centro es el cerebro. Gracias a ella la actividad del pensar se hace manifiesta. Su integridad es percibida interiormente como solidez, elevación y confianza en sí mismo.
Es el único visible exteriormente por los sentidos físicos, y también el único que reconoce la medicina alopática. Esta lo observa de un modo exterior y gracias a la técnica y ciencias como física, química, etc. ha conseguido sorprendentes progresos en el conocimiento de sus procesos. El resultado ha sido considerar el cuerpo como algo mecánico susceptible de recambio de piezas o reparación. Se ha perdido la experiencia interior de los procesos físicos, a la par que se ha ganado objetividad científica exterior. Así puede comprenderse porqué el paciente se siente ajeno a su enfermedad orgánica que aparece de «improviso» y a la que el médico observa desde su «atalaya» de observador objetivo.
NATURISMO: una medicina del Cuerpo etérico

El Cuerpo Etérico es un sistema de fuerzas formativas vivientes. La Vida es invisible a los sentidos y por lo tanto, suprasensible. Está vivo aquello que nace, crece, se reproduce y regenera, cumpliendo un ciclo en el tiempo. Es responsable de mantener móvil la estructura física y de dar forma humana al organismo. Se entreteje en ritmos ( estacional, anual, mensual, diario, septenario ) y penetra el flujo de los líquidos corporales (linfa, bilis, etc.) como elemento físico de actividad. Es el cuerpo portador de la herencia, los hábitos, la memoria. Como toda Vida, proviene del Universo, desde aquello que en la luz y el calor del sol y otros cuerpos celestes irradia hacia la tierra y su atmósfera. Es el cuerpo de la salud y del que emergen las fuerzas de curación. El Naturismo trabaja con este cuerpo. Antiguamente el hombre tenía capacidad de percibir estas fuerzas vivas y curativas en toda la naturaleza (así como un animal reconoce instintivamente qué planta le curará). Estas capacidades, hoy perdidas, siguen utilizándose por tradición. A ellas corresponde el uso de ciertos alimentos, baños, aplicaciones externas (aceites, barro, etc.), hidroterapia, herboristería, etc. El uso adecuado de ellos, el cambio de hábitos y el respeto de los ritmos estimula la renovación de las fuerzas etéricas. Por ello es la medicina ideal para cuidar la salud y actuar profilácticamente
HOMEOPATÍA: una medicina del Cuerpo Astral

Es el tercer principio constitutivo del ser humano por el que nacen sensación y movimiento. La sensación (de un color, de dolor, por ej.) es una experiencia interior que surge del movimiento como actividad anímica, en respuesta a un estímulo percibido. Los animales y el ser humano poseen un cuerpo astral. El es el portador de la conciencia. Su elemento es el aire. Vive en polaridades (sueño-vigilia, inspiración-expiración, etc.) y su efigie es el sistema nervioso. La interiorización de este principio genera órganos huecos y aéreos (pulmón por ej. ) A él pertenecen instintos, deseos, impulsos, apetencias, sentimientos y pasiones. La medicina que se ocupa exhaustivamente de esto es la Homeopatía. Ella considera que la enfermedad se hace manifiesta a través de signos y síntomas que perciben paciente y médico. Y estos se obtienen gracias a la posibilidad de la conciencia que brinda el Cuerpo Astral. El gran aporte de la Homeopatía es el reconocimiento de las fuerzas curativas propias del organismo (fuerzas etéricas) a las que busca estimular con sus medicamentos. Estos se preparan por el método de dinamización, que es esencialmente un movimiento rítmico al que se somete a la sustancia, liberando así sus virtudes curativas.
Se debe enfatizar que su creador Samuel Hahnemann exigía el ser imitado fielmente. Esto incluye que el médico debe preparar él mismo las dinamizaciones, pues la calidad del medicamento es influida por la actitud y la persona de quien lo prepara; en segundo lugar Hahnemann experimentó en sí mismo las sustancias, obteniendo así un conocimiento vivencial de su actividad. Actualmente estos dos aspectos (volitivo-vivencial) son desestimados, por lo cual la Homeopatía se aproxima a un conocimiento intelectual (uso de Repertorios, Programas de Computación) y tecnificado, teñida por las tendencias mecanicistas de la medicina actual. Otro de los grandes aportes de la Homeopatía consiste en utilizar como experimentadores a hombres sanos, al saber que los resultados en animales no son equiparables al ser humano.
ANTROPOSOFÍA: una medicina del Yo

Este es el cuarto miembro constitutivo del hombre, y que sólo el posee. El Yo o Espíritu humano es un cuerpo de calor y pensamientos y portador de la autoconciencia o conciencia de sí mismo. Se realiza a través de la biografía como existencia individualizada. Su medio de acción es el calor que penetra e impulsa todo metabolismo. El sistema inmunológico es su expresión biológica al diferenciar y preservar la integridad de lo propio frente a lo ajeno. Como núcleo de lo humano tiene un centro corporal en el sistema vasos-corazón. El Yo se da una determinada configuración física, acorde a sus propósitos y a las experiencias que le son necesarias; él selecciona la combinación genética que aportan la línea materna y paterna. Impregna de entusiasmo la vida anímica a partir de ideales éticos y de conocimiento y busca realizarse en el ejercicio de una voluntad libre y autónoma. El cuerpo y el alma son vehículos a través de los que vive y actúa. La Medicina Antroposófica es una medicina del Yo, pues desarrolla métodos para ampliar la conciencia y obtener un conocimiento como vivencia. Y quiere devolver a la medicina el arte de curar. Supone una base que es todo el conocimiento científico actual, y un elevarse sobre él en el autoconocimiento y el del Universo. Es la continuación necesaria de la medicina actual, que traslada el principio de experiencia al campo anímico-espiritual. El médico que se esfuerza en alcanzar este conocimiento puede así encontrarse humanamente con el paciente y su sufrimiento. Puede reconocerlo como un ser con cuerpo-alma y espíritu. La enfermedad es vista como imagen de aquello que busca superarse para realizar la propia esencia humana.