Enfermedad de Parkinson: parálisis agitante. Tratamiento en base a la imagen antroposófica del hombre

Dra. Marta Miguel

La enfermedad de Parkinson se caracteriza por presentar temblor de reposo, lentitud en los movimientos (bradiquinesia) y rigidez muscular. A esto se agregan a menudo: disminución de los gestos expresivos del rostro, dificultad para articular la palabra y descenso del tono de la voz, piel grasosa, exceso de secreción salival, y estados de depresión y ansiedad.

En el tejido cerebral se observa una disminución de la sustancia nigra y a nivel bioquímico disminución de un neurotransmisor: la dopamina.

Los ganglios basales son un grupo de estructuras que conforman el sistema extrapiramidal. Se componen del núcleo caudado, el putamen y el globo pálido. A su vez, el núcleo caudado y el putamen conforman el cuerpo estriado.

Las eferencias de los ganglios basales se dirigen a través del tálamo hacia la corteza cerebral. En condiciones normales, las neuronas que se dirigen desde la sustancia nigra al cuerpo estriado segregan dopamina.

En la enfermedad de Parkinson existe una alteración primaria a nivel de la sustancia nigra, con la consecuente disminución de la cantidad del neurotransmisor a nivel del cuerpo estriado.

La enfermedad de Parkinson se produce como consecuencia de un trastorno neuronal a nivel de la sustancia nigra, con perdida celular, degeneración neuronal y presencia de inclusiones citoplasmáticas denominadas cuerpos de Lewy. Esta alteración genera una falta de producción de la dopamina a nivel de la sustancia nigra. Esto trae aparejado una falta de inhibición por parte de la dopamina sobre los efectos excitatorios de la acetilcolina producida en otras estructuras de los ganglios basales, ocasionando los síntomas típicos de la entidad. La enfermedad de Parkinson se caracteriza par temblor en reposo, rigidez muscular y bradiquinesia entre otros síntomas.

Se tratará de mostrar, en lo que sigue, que esta explicación convencional debe completarse de modo más abarcante; que el sistema nervioso es únicamente responsable de la vida conceptual o representativa a partir de las impresiones que dan los sentidos; Y que el sistema de los miembros no es dirigido desde el cerebro como una central de comando, sino que tiene autonomía propia. Basándose en esto el tratamiento debe incluir ambos aspectos


LA PARÁLISIS AGITANTE

 «El movimiento sano es el estadio inicial de una parálisis que ya en su comienzo es inmediatamente superada» (Steiner-Wegman)

La parálisis entendida como quietud, en la organización humana normal, corresponde al sistema nervioso y los sentidos. Como polo de quietud hace posible percibir el mundo. La actividad- o en otros términos el movimiento- está dada por la atención y luego la vida representativa (pensamientos, imágenes recordativas, etc.) que relaciona los datos suministrados por los sentidos.

La percepción es posible gracias a la luz. Esta, al igual que toda sustancia que ingresa al organismo, debe ser transformada (desintoxicada). Todo pigmento orgánico es reflejo de esa actividad de transformación de la luz que ha penetrado. De otro modo aquélla causa efectos deletéreos (como en la quemaduras de sol en albinos o rubios con escaso pigmento melánico) La disminución de la sustancia nigra refleja alteración del metabolismo lumínico cerebral (la sustancia nigra es un pigmento orgánico). Este es el fenómeno primario y al que deberá considerarse en el tratamiento.

¿Qué es el temblor, lo agitante? : debe verse en él un intento curativo pero ineficaz del organismo, de superar la parálisis. En efecto, el temblor de manos o pies se exacerba con el movimiento intencional, llevando finalmente al paciente a la actitud hierática, como la del escriba egipcio en reposo, en mutismo akinético.

El sistema sanguíneo inductor de movimiento: Si bien la sangre se retira del sistema nervioso para posibilitar la percepción, debe no obstante, nutrir y aportar calor y sustancias que desintoxiquen la luz. En el organismo restante cumple un papel de sistema de intercambio aéreo y de transformación de sustancias.

La construcción del ser humano muestra un sistema dual e invertido: cabeza por un lado, y el resto del organismo por el otro. Puede verse aquí cómo en la cabeza, desde afuera hacia adentro, se configuran a modo de círculo abierto la organización física (blanco), luego la etérica (amarillo), luego la astral (violeta-rosado), y, hacia adentro, la Organización del Yo (rojo). En el organismo metabólico y motor (abdomen y extremidades) la Organización del Yo se hace exterior, luego el sistema astral, más adentro lo etérico, e internamente la organización física (huesos). En la región medio-torácica la configuración es mixta en relación a aquellos extremos.

Curso de educación especial- Rudolf Seiner- pág. 259. Ed. Rudolf Steiner, Madrid.

 
UN TRATAMIENTO RACIONAL

Si bien sabemos que la enfermedad de Parkinson es lentamente progresiva, y si bien el tratamiento sustitutivo con L-dopa es muchas veces eficaz por cierto tiempo, debe ser apoyado por indicaciones que se desprenden de la verdadera fisiología humana.

La porción superior de la dualidad referida (sistema neurosensorio cefálico) ha de ser estimulada centralmente en su metabolismo, básicamente a cargo de la glándula hipofisaria, y en el aspecto circulatorio con sustancias de cualidad lumínica como lo es el hierro en ciertas variedades de procedencia cósmica (hierro meteórico). Por vía exterior puede favorecerse la penetración de luz con preparados adecuados de fósforo. La vitalización del cerebro requiere plantas como el Árnica que por crecer en alta montaña desarrolla un intenso impulso floral gracias a la abundancia de luz.

La porción inferior debe también ser estimulada, a fin de superar la rigidez, lentitud, temblor. Esto se consigue estimulando la Organización del Yo periférica con baños calientes más aditivos de origen orgánico, activando el movimiento y transformación de sustancias. El calor que todo lo penetra es fundamento de toda actividad curativa y regeneradora. La hidroterapia debe ser incorporada a las enfermedades degenerativas.

Por último, los síntomas anímicos de agitación o ansiedad, y aquellos derivados del exceso colinérgico, reclaman solanáceas como la Belladona y el Hyosciamus Níger.

Cuando los síntomas corresponden a otras patologías, en los así llamados Parkinsonismos, el tratamiento racional debe ser el de la enfermedad esclerosante de base.


EURITMIA TERAPÉUTICA

En la enfermedad de Parkinson ha dado buenos resultados la euritmia o arte del movimiento que introdujera Rudolf Steiner. La ejecución con el cuerpo de sonidos, letras y fonemas reinserta al paciente en las fuerzas formativas que han configurado su corporalidad, y de las que ha sido segregado por la enfermedad.