Dra. Marta Miguel
Experiencias individuales con pacientes tratados con Viscum Album hasta el año 2010
Cuando Rudolf Steiner inicia su investigación espiritual sobre el muérdago como planta curativa para el cáncer, pone como meta futura el prepararlo de modo tal que logre evitar el bisturí. Él sabía que, por mucho tiempo, la cirugía sería el recurso más idóneo para extirpar masa tumoral. También sabía que se debe evitar la apertura del cuerpo, – como sucede con el bisturí- ; tal apertura abre la puerta a influencias exteriores nocivas (gérmenes, radiaciones, tóxicos, etc.), que son los factores exteriores del desarrollo del cáncer.
La pregunta: muchas veces los pacientes llegan con la pregunta: ¿debo operarme? El médico debe hacer una cuidadosa evaluación de las pérdidas y ganancias que esto supone para la salud de aquél.
En lo que sigue se relatan dos historias clínicas concretas, en las cuales la postergación o descarte de la cirugía terminó siendo favorable para la vida del enfermo.
PRIMER CASO: Cáncer de mama, sin cirugía
A.E.: una señora de 93 años llega a la consulta por un tumor aparecido en la mama derecha. Su estado físico, anímico y puede decirse espiritual-moral es sobresaliente. Ha sido sana toda su vida, y continúa viviendo en forma autónoma. Lo característico son las visitas de su familia y de otros a quienes ella criara cuando niños.
La primer decisión que hubo de tomarse fue la de biopsia o no; se optó por lo afirmativo; se trataba de un carcinoma lobulillar infiltrante, hormono- dependiente. Los demás estudios indicaban que se hallaba circunscrito a la mama.
Dada la edad y el excelente estado general se acuerda, con ella y su familia, no operar. Se inicia tratamiento únicamente con Viscum Album.
Éste se prolonga durante dos años y medio, que fue el tiempo de sobrevida.
Las complicaciones en la evolución fueron dos: la aparición de ganglios axilares colonizados por el cáncer, y dos úlceras sobre el mismo tumor. Es sabido que estas lesiones provienen de la muerte de los tejidos y suelen sangrar, o descomponerse. Se utilizó un tratamiento local con compresas de equisetum arvense y brassica oleracea a diario. Con sorpresa vimos que la lesión se mantenía estable, superficial, sin sangrar ni descomponerse el tejido. Hay que agregar que los medicamentos locales provinieron de plantas cultivadas en el campo biodinámica Las Ondinas, en Buenos Aires, donde se siguen los principios dados por Rudolf Steiner a los agricultores. No hubo metástasis a otros órganos.
La evolución fue muy buena en todos los sentidos. Conservó atomía hasta poco antes de morir, con buen ánimo y aceptación. En las consultas pudo repasar su larga vida, y hasta tuvo un atisbo de comprensión sobre la causa que desarrollara el tumor: la repentina muerte del esposo a sus 49 años, que la colocara en necesidad de criar y sostener una familia con cuatro hijos; la situación había sido vivida como abandono: “él me dejó sola” frente a esa tarea.
El medicamento: la dosificación se aumentó a medida que se observaba la extensión del tumor a los ganglios, o bien cuando crecía de tamaño, mostrando una vida propia (cambio de su forma que resultaba increíble de ver).Con esta paciente aprendimos que no es aconsejable en pacientes añosos hacer esta progresión de dosis, ya que las fuerzas formadoras de vida se han retirado del cuerpo; el paciente no tiene con qué hacer frente al estímulo del medicamento; da la impresión de que éste “lo consume”. Deben mantenerse dosis inmunoestimulantes, más suaves y mejor toleradas.
El final: suele decirse que se muere como se ha vivido; en este caso así fue. Estuvo lúcida hasta el final; sí hubo, días antes, algo de confusión, y cierta pérdida de memoria. Jamás tuvo dolor, ni se usaron analgésicos o morfina. Conciliaba el sueño con un sedante suave, que tomaba desde años atrás. Las exulceraciones locales no sangraron, infectaron ni descompusieron.
La anécdota: sus hijas encontraron, entre sus cosas, dinero guardado. Con él alquilaron un colectivo, que llenaron con familia, amigos e “hijos” postizos; algunos viajaron desde el exterior. Fueron hasta su pueblo natal en Buenos Aires y allí dejaron las cenizas; hubo misa, fiesta y despedida con alegría. (Relato de una hija)
SEGUNDO CASO: cáncer de vejiga, toilettes y cirugía tardías.
C.M.: se trata de un paciente de 72 años portador de un cáncer de vejiga que lleva a la fecha 6 años de tratamiento con Viscum Album. La biopsia informa un carcinoma urotelial de alto grado de indiferenciación (veremos luego cómo este tejido “madura” con el tratamiento). En un comienzo, la cirugía tradicional ofrecía cirugía de limpieza (toilettes) periódica, y, al crecer el tumor, extirpación total de la vejiga con abocamiento de los conductos urinarios a la pared del abdomen, o bien radioterapia.
La decisión: el paciente convino en que tal amputación de un órgano significaba un ataque a su integridad y desarrollo, por lo que se eligió el tratamiento médico con Muérdago, durante varios años. Durante los mismos continúa con su vida profesional y personal, con intensa dedicación al trabajo espiritual.
La evolución: los síntomas de la enfermedad consisten en pérdidas de sangre y muchas veces material tumoral de descomposición, a través de la orina. Los signos de vitalidad de las funciones fisiológicas se mantienen estables. En el 5ª año la urgencia miccional de día y de noche aumentan marcadamente; a ello se une un deterioro del estado general, con debilidad, mal sueño, mal semblante. La tomografía muestra un tumor que ocupa casi la totalidad de la cavidad de la vejiga.
La cirugía: en esas condiciones la indicación de operar es incuestionable, ya que el estado general se ve comprometido, y la calidad de vida también. La operación se realiza a cielo abierto, y el cirujano, con gran maestría reseca un enorme tumor, ¡que se halla muy bien delimitado! Los riñones están sanos, ya que los conductos del uréter, que desembocan en la vejiga, no han sido invadidos por el tumor. En el año 2009, se realizan dos endoscopías para inspección y/o limpieza de los crecimientos nuevos. El primero muestra mucha actividad diseminada, que requiere laborioso trabajo al cirujano. Esto nos lleva a replantear dosis, tipo y frecuencia del tratamiento médico con Viscum. Con ello pudo frenarse la escalada de crecimiento.
El medicamento y el árbol huésped: aquí una feliz intuición hizo que se eligiera el Viscum en relación al árbol que lo hospeda. El olmo, con su base ancha, tronco fuerte y ramas finales delgadas, es una imagen vegetal del carácter y personalidad del paciente. Debió traerse del exterior, pues carecemos de él en Argentina. A la vez, la evolución prolongada, y los vaivenes de la misma, hicieron posible – y necesario – manejar el medicamento “según arte”, más allá de las indicaciones del manual.
El paciente: tiene el mérito de haber defendido su decisión de no operarse al inicio del tratamiento, el haber perseverado tantos años con la aplicación del muérdago, y la flexibilidad de aceptar la cirugía cuando fue imprescindible.
Ahora siente necesidad de saber sobre la esencia de esta enfermedad; y también de buscar experiencias anímicas a través de la terapia artística, como verdadera psicología del alma.
Biopsia y grado de malignidad: nos llamó la atención cómo el tejido en las biopsias pasó de ser altamente indiferenciado, esto es caótico, a ser con los años un adenocarcinoma diferenciado, esto es, más organizado.
OLMO
TOMOGRAFÍA
TERCER CASO: Carcinoma recidivante de mama. Viscum Album a altas dosis en baja frecuencia durante tres años
T.P.: La paciente consulta a los 77 años. Al inicio de su enfermedad presentó calcificaciones agrupadas en mama derecha, siendo tratada con tamoxifeno. Luego aparece el cáncer, efectuándose tumorectomía y radioterapia. La recidiva posterior lleva a la mastectomía seguida de quimioterapia. Nos consulta por presentar actualmente calcificaciones dispersas en la mama aún sana, y quiere hacer tratamiento con Viscum Album como profilaxis.
El desafío aquí era encontrar la dosificación apropiada en una paciente añosa, en excelente estado general, pero con un terreno en el que el estado canceroso avanzaba fácilmente. Se decide iniciar el tratamiento escalando dosis hasta alcanzar, en un año, la correspondiente a cáncer recidivante, pero a una frecuencia usualmente considerada baja: dos veces por semana. Se consigue una buena reacción local con eosinofilia en sangre, que confirman la buena respuesta. Como es habitual, síntomas accesorios desaparecen, y mejora el cansancio, la calidad del sueño y el uso de hipnóticos disminuye, estabilizándose el organismo calórico, propenso a enfriamientos bronquiales.
Los controles oncológicos son hasta la fecha, normales; puede decirse que el terreno ha sido modificado, y con ello, la tendencia de la enfermedad, ha sido detenida.
El estado anímico, inicialmente muy alterado por la separación de un hijo, fue cambiando hacia la aceptación de la situación.
CUARTO CASO Linfoma: Capsicum y Colchicum
N.S.: 78 años, Linfoma no Hodgkin, 4 años de evolución. Quimioterapia. Capsicum y Colchicum.
La paciente llega a la consulta con un gran tumor abdominal., y ganglios palpables en cuello e ingles. En los estudios resulta ser una masa retroperitoneal, y la biopsia informa linfoma difuso de células grandes tipo B. La respuesta a la quimioterapia fue rápida y positiva, con remisión de los ganglios y de la masa principal.
Nuestro tratamiento ha consistido en Capsicum y Colchicum, durante 4 años. La remisión ha sido rotulada de completa por la médica hematóloga que también la sigue. Consideramos que estos dos medicamentos han sido claves para mantener la remisión.
El capsicum perteneciente a la familia de las solanáceas, tiene en su fruto una cualidad ardiente, de aire quemante, vinculable, como en toda la familia, a la actividad del cuerpo astral. El cólchico con su tendencia contraria al desarrollo habitual de las plantas, al dar sus flores azules en el otoño, muestra su relación con los procesos del crecimiento etéricos.
En este seguimiento de años, pudimos ver que la elección es correcta en este tipo de linfomas.
CAPSICUM
COLCHICUM